El circo del Dr. Lao IV
"El abogado Frank Tull era un hombre que tenía muchas partes artificiales. Los dientes le habían sido hechos especialmente para él y se los había adaptado a su mandíbula un cirujano mediante una intervención quirúrgica. Sus ojos, débiles y estrábicos, veían el mundo a través de lentes bifocales tan distorsionadas que sólo a través de ellas podía ser corregida la propia distorisón de sus ojos para percibir las cosas con corrección. Tenía una placa de plata en el cráneo que cubría un agujero que le habían dejado al extraerle un tumor cerebral. Una de su piernas era de metal y fibra; ocupaba el lugar de aquella otra de carne y hueso que le había dado su madre cuando nació. En su vientre llevaba un aparato que contenía su hernia e impedía que se le salieran los intestinos. Un suspensor impedía que su escroto se columpiara indebidamente. En su brazo izquierdo tenía un cable de platino en lugar del húmero. Una semana sí y otra no iba a la clínica a que e inyectaran salvarsán o mercurio,...