Terminé El traductor, arranco El muerto vivo

 Impresionante el Traductor. Ricardo Zevi, un militante de izquierda desencantado que se mete de novio con una adventista frígida de Salta, con la que se hunde en perversiones (llega a torturarla y prostutuirla) en su desesperación por provocarle un orgasmo y pasa por todos los estados posibles, mientras paralelamente cuenta la lucha sindical en una editorial de izquierda (impresionante cómo no han cambiado los infantilismos del troskismo). Tiene un lenguaje alambicado, por momentos irritante, frases llenas de conectores y proposiciones, pero te lasbancás. Te hunde en una pesadilla de la que parece que es imposible salir y después te saca y hasta termina con happy ending, casi una provocación. Tremendo. Arranco El muerto vivo, de Stevenson (tengo que averiguar si lo escribió él).

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