El diablo en la botella II

"Las camas de los tres hombres estaban en el piso, igual que una cantidad de ollas y sartenes. No había ningún mueble sano porque Randall, cuando se ponía violento, los despedazaba. Permanecí allí sentado, comiendo el almuerzo que sirvió la mujer de Case, y estuve todo el día oyendo a aquel pobre despojo humano, que tartamudeando contaba viejos chistes verdes y cuentos antiguos interminables, con su risa jadeante siempre a flor de labios, a tal punto que ni siquiera advirtió mi depresióon. Cada tanto se quedaba dormido, e inmediatamente después se despertaba gimieno y temblando; y me preguntaba una y otra vez por qué me quería casar con Uma; Yo me repetía a mí mismo todo el tiempo: "No debes terminar nunca siendo un viejo como éste." (Una boda en los Mares del Sur, Stevenson)

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