La náusea II

"Cuando era chico, mi tío Bigeois me decía: "Si te miras largo rato en el espejo, verás un mono". Debí mirarme más todavía: lo que veo está muy por debajo del mono, en los lindes del mundo vegetal, al nivel de los pólipos.(...) veo ligeros etemecimientos, veo una carne insulsa que se expande y palpìta con abandono. Sobre todo los ojos, tan de cerca, son horribles. Algo vidrioso, blanco, ciego, bordeado de rojo; como escamas de pescado." (La náusea, Jean-Paul Sartre)

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El mejor argumento del mundo: Keaue es un hawaiano que siente la necesidad de conocer otras tierras, por lo que se dirige a San Francisco. Allí descubre una casa hermosa cuyo dueño parece algo triste y asustado. Al entablar conversación con él y preguntarle el motivo de su tristeza, el anciano le enseña una botella de vidrio, con un contenido blanco, lechoso. Asombrado, el viejo le cuenta que en esa botella habita un demonio rodeado por el fuego del infierno que puede conceder cualquier deseo, excepto uno: alargar la vida a una persona. Para eso, el dueño de la botella debe cumplir una serie de requisitos: debe vender la botella a otra persona antes de morir y vender la botella a menos costo del que la compró o irá al infierno donde habita el mal. Keaue cree que fue estafado por este hombre, pero lo piensa bien y termina con la botella en su poder, resignado desea ser el dueño de una gran mansión en Kona Hawai. El deseo se cumple: su tío fallece y su único primo muere ahogado, y él
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