Terminé Yo necesito amor, arranqué Visita de los chistes

Terminado el libro de Klaus Kinski. Es un aborto litarario aún así muy divertido sobre todo por la desmesura del personaje. Y de alguna manera tiene una ohesión interna: lo que queda es un retrato, la sensación de una existencia. Por momentos es infumable, sobre todo las partes de los garches, donde ya perdés el hilo de quién está hablando. Es graciosa su pretensión artística, dando a entender como que él dirige a los directores para que agan lo que él quiere.

Lo de quevedo arranca buenísimo, aunque me preocupa que tal ez no esté entendiendo algunas cosas. Ya veré.

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