Terminé La muñeca sangrienta, arranco La máquina e asesinar

Terminé La muñeca sangrienta, un mamarracho muy divertido. El problema es que promete cosas que después quedan en la nada, la incógnita de si Benito Masson fue el asesino, el extraño autómata Gabriel... Termina siendo una vulgar historia de vampiros. Aunque la palabra "brucólaco", la idea de que el tipo usa cosas médicas para su vampirismo y la herramienta del "trócar" (un instrumento medico que existe de verdad) para "morder a distancia" son fenómenas. Esperaba que estas cosas se entrelazaran. Por supuesto, esto puede pasar en La máquina de asesinar. Me gusta la mecánica de mezclar historias inconexas. Es una buena forma dearmar una novela.Creo que escritores más "serios" hacen lo mismo, sin ir más lejos Don DeLillo y no sé si Paul Auster.

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