La mujer que se estrellaba contra las puertas 1

"Waters con su dedo travieso y Dillon con su moco travieso me hicieron sentir sucia; yo tenía algo que los atraía, que hacía que me tocaran. Eran mis tetas, para las cuales era demasiado joven; no tenía derecho a ellas. Era mi pelo. Eran mis piernas y mis brazos y mi nuca. Había cosas en mí que eran malas y sucias. Era lo que pensaba; lo que sentía. No se lo dije a nadie; no habría sabido cómo, ni habría querido hacerlo. Yo era una sucia ramera de algún modo que no entendía y que no podía controlar; obligaba a los chicos y a los hombres a hacerme cosas. Solía olerme para ver si era eso, algún olor particular que me pudiera quitar con un buen baño y entonces me dejarían en paz y todo volvería a ser normal. No había ningún olor y nunca nada volvía ser normal.
-Vete a la mierda.
-Vete a la mierda.
-Vete a la mierda.
Un dia tras otro.
-Quítame esas cochinas manos de encima.
-Por qué no haces tu puta tarea tú mismo.
-Devuélveme eso, cabrona."
(La mujer que se estrellaba contra la puertas, Roddy Doyle)

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